Esta semana del emprendimiento nos invitaron a dar una plática para los alumnos de nuestra carrera y ¡estamos muy emocionadas! Pensando en qué podemos compartir que sea valioso, aprovecho para dejarlos por aquí también, ojalá te sirvan.
1. Cuida que tu producto tenga larga vida de anaquel
Entre más dure tu producto, mejor. No importa si es en refrigerador, congelador o temperatura ambiente… lo ideal es que pueda estar más de 6 meses sin sufrir cambios físicos, químicos, sensoriales o microbiológicos. ¿Por qué? Porque cuando estás empezando, es muy probable que tus productos no se vendan como pan caliente todavía, entonces van a tener que esperar un tiempo a que se vendan. Si no duran mucho, los productos se pueden echar a perder y mermar. Esto genera altos costos para ti y para quienes lo distribuyen, por lo que es indeseable.
Si estás pensando en proponer al mercado que apenas dura 30 días, busca otro método de conservación para que pueda aguantar más tiempo – tanto tu producto como tu empresa.
2. Saca un producto pensando en el consumidor
Es muy común que los emprendimientos en alimentos tengan su origen cuando alguien, tú o algún familiar, preparan un platillo delicioso y la gente con frecuencia le dice “Lo deberías de vender”. Por un lado, es una manera increíble de lanzar un producto al mercado porque ya sabes que tiene su aceptación. Sin embargo, también es peligroso porque el enfoque está en el producto y no en el mercado – a la gente le parece tan delicioso el producto que creaste que merece estar en los anaqueles. Entonces hay que tener cuidado de ofrecer algo que tu mercado meta esté buscando o que necesite, no algo que tú quieres proponer basado en lo que sabes hacer bien.
3. Busca que tu producto sea diferente a lo que ya existe
No tienes que ganar el premio a la innovación, sólo agregarle atributos al producto que lo hagan diferente a su competencia. (Podríamos hablar otro rato sobre quién es la competencia, pero en este caso, piensa solamente en los productos que estarían al lado en el anaquel.) Algunas ideas de qué diferenciadores puedes tener en el empaque; versatilidad, practicidad, diseño, claridad de comunicación. Diferenciadores que puedes tener en el producto mismo pueden ser sabor o variaciones de sabor (esta es la más común y es buenísima pero no es suficiente, agrega otras), atributos nutrimentales, atributos alérgenos, atributos novedosos o creativos, etc. El punto es que tengas cómo contestar cuando alguien te diga – “¿Por qué debería de comprar el tuyo y no este otro?” y que puedas decir algo más que – “Porque sabe más rico”. La diferencia también puede estar en el proceso de conservación, en dónde lo comercializas o cómo lo publicitas, hay tantas maneras de diferenciarte, sólo hay que ser creativo!
4. Enfócate en que tu diferenciador sea relevante
A lo mejor un ejemplo burdo, pero no serviría de nada que tu producto sea el único con etiqueta azul. Aunque en efecto es diferente, eso no tiene valor a los ojos del consumidor. Busca ser diferente en las cosas que importan. El chiste es armar una propuesta de producto que tenga atributos que sumen. Otro ejemplo menos malo: El brócoli congelado. En esencia es lo mismo que el brócoli fresco, el producto al final es igual con los mismos nutrientes, pero los diferenciadores son que ya viene blanqueado (precocido), que viene pre-cortado, dura años en el congelador y viene congelado individualmente para que sólo uses lo que necesitas. Esto ahorra tiempo de cortado y de cocimiento, y ahorra las mermas que tiene el brócoli fresco. Además, ahorra la merma no sólo del consumidor sino también del distribuidor. ¿Es más caro? Sí, pero vale la pena por todas las ventajas que ofrece. Estos son diferenciadores relevantes, que le importan a los distribuidores y a los consumidores.
Un ejemplo clásico: La Salsa
Para ser más clara, te propongo un ejemplo: Si tu mamá prepara una salsa deliciosa y tú ves que cada vez le hacen más pedidos sus amigas… es posible que se te ocurra comercializarla formalmente. Haces una lista de cosas qué hacer para vender – desarrollar la marca, buscar código de barras, hacerle la etiqueta y los estudios de información nutrimental y buscar lugares dónde venderla.
Siguiendo los tips que sugiero en este blogpost, las preguntas que creo que agregan valor a este proceso son:
- ¿Cuánto dura la salsa a temperatura ambiente sin desarrollar hongos? ¿Necesita conservadores? Te recomiendo contratar un experto para que haga estudios de vida útil o de modificación a la receta para extender su caducidad.
- ¿El mercado necesita o está buscando una salsa como la de tu mamá? ¡Sé objetivo! Es posible que no. Entonces tienes que pensar cómo hacerle para que sí estén buscando esta salsa… lo que me lleva al siguiente punto.
- ¿Por qué es diferente esta salsa? El sabor cuenta, pero no es todo. Piensa en valores agregados que le puedas ofrecer al mercado que sean valiosos.
- ¿Es diferente la salsa en cosas que le importan al consumidor?
Lo bueno e interesante de este tipo de emprendimientos es que son muy flexibles; puedes proponer una salsa y luego hacerle las modificaciones necesarias para brillar en el mercado. A lo mejor empezaste con ooootra salsa igual a las demás, pero conforme vas aprendiendo y conociendo al mercado, puedes hacer mejoras que hagan que sobresalga y gane en el anaquel.
Si quieres más tips de cómo animarte a emprender, lee este blogpost.
Sofía Elizondo