Vivimos en una época con un gran acceso a la información, lo que significa que muchos estamos al tanto de las más recientes tendencias, tales como: qué dietas están de moda, qué alimentos aportan beneficios al cuerpo, qué tipo de ejercicio es mejor para perder grasa, entre otras. A veces, puede ser abrumador tener tanta información.
Podemos escuchar a amigos o familiares hablando sobre las ventajas de la dieta pegana — sí, pegana, no vegana—; a influencers diciendo cómo una dieta de licuados les cambió la vida; a entrenadores aconsejando la dieta keto; a un documental de Netflix explicando porqué debes hacer un detox y hasta a médicos hablando sobre dietas gluten-free.
Pero, con toda esta información, ¿a quién creerle? ¿Cuál es la mejor dieta, si es que la hay?
¿Qué es una dieta?
La palabra dieta se refiere a todo lo que consumimos a lo largo de un día. Pero tradicionalmente se le ha llamado dieta a un régimen de alimentación que se sigue para cumplir un determinado fin. Aquí, hablaremos de dieta para referirnos a un régimen de pérdida de peso.
Las dietas en general son restrictivas, unas más que otras, pero restringen al final de cuentas.
Para la mayoría de las personas la restricción de las dietas puede ocasionar obsesión por los alimentos, excesos, limitantes sociales y hasta sentimientos de culpabilidad. Aunado a esto, la “cultura de dieta” en que vivimos hoy en día, idealiza la delgadez, como si lo contrario fuera incluso moralmente peor, llevándonos a buscar una meta a veces inalcanzable.
Por otro lado, vivir “a dieta” no es sostenible. La mayoría de las personas que saltan de dieta en dieta, al terminar una de ellas vuelven a subir de peso y luego pasan a la siguiente dieta. Lo que sí es sostenible es llevar un estilo de vida que incluya comida real y que te permita tener una vida social normal. Algunas dietas incluso satanizan alimentos sin necesidad, lo cual te puede hacer sentir culpable o avergonzada de tus decisiones. Lo peor de todo es que, además de hacernos sentir mal a nosotros mismos, a veces juzgamos a los demás por no ser parte de esta “cultura de dieta” o porque no son lo suficientemente delgados o porque comen gluten o por la razón que sea.
Entonces, ¿qué es la anti-dieta?
Una alimentación anti-dieta, en cambio, se aleja de estas ideas de restricción. Pero no significa que sea anti-salud o anti-tratamiento nutricional (con nutriólogo). Simplemente brinda una pauta donde se te permite tomar control de tus decisiones sin sentirte culpable. ¿Cuántas veces te has sentido culpable al hacer una dieta, porque comiste una rebanada de pizza?
La solución no está en llevar una restricción que puede llevar a la obsesión e incluso a trastornos alimenticios, sino en aprender a comer y a disfrutar la comida con el fin de nutrirnos.
La clave para llevar un estilo de saludable con una alimentación anti-dieta, es aprender a escuchar lo que nos pide nuestro cuerpo. Por eso es tan importante ser conscientes de nuestras decisiones alimenticias.Antes de comer algo, pregúntate por qué lo vas a comer. ¿Realmente sientes hambre o ansiedad? ¿Cómo te sientes después de haber comido una porción de alimento; aún tienes hambre o te sientes satisfecha? ¿Qué le conviene a tu cuerpo comer en este momento, una fruta llena de vitaminas y fibra, o una galleta con chispas de chocolate? Es válido escoger la galleta, pero hay que aprender a reconocer porqué tomaste esa decisión.
Aprendiendo a comer
Si aprendemos a comer sanamente, incluyendo abundantes alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, leguminosas, granos integrales, nueces y semillas), con suficiente fibra, vitaminas, minerales y agua, nosotros mismos podremos tomar las decisiones para cumplir nuestros objetivos sin miedo y de manera sencilla. Claro, para lograrlo, es necesario llevar un proceso de aprendizaje y practicar la alimentación consciente. Un(a) nutriólogo(a) certificado(a) siempre será la persona indicada para guiarte en este proceso.
¡Imagínate aprender a comer sin preocuparte si estás siguiendo la dieta adecuada, investigando cuál es la nueva tendencia de pérdida de peso o estresándote por cosas como perder un par de kilos ocontar calorías!
Olvídate de eso, que solamente nos aleja de lo verdaderamente importante, que es tener salud física, emocional, mental, espiritual y social.
Seamos más conscientes sobre nuestras decisiones.
Preguntémonos porqué estamos comiendo lo que comemos y pregúntate si lo que estás haciendo ahorita te está ayudando a mejorar tu salud o lo contrario.
En este mundo de acceso a la información, donde la “cultura de dieta” sigue siendo tan prevalente, en lugar de tomar tus decisiones de alimentación de acuerdo a lo que está de moda, mejor pregúntate ¿por qué comes lo que comes?
Una nota final
Recordemos que lo más importante es tomar decisiones informadas de salud que nos permitan llevar un estilo de vida saludable y pleno. La anti-dieta es un tipo de alimentación que permite lograr esto de manera sostenible y sin jugar con tu salud emocional. Cambiemos de hábitos mejorando nuestra alimentación, realizando actividad física, respetando el sueño, controlando el estrés y cuidando la salud emocional, para sentirnos mejor y prevenir –o inclusive en ocasiones revertir– enfermedades.
María Olivia Hernández V.
Lic. Nutrición y Bienestar Integral
Maestra en Ciencias en Salud Pública
IG: nutri.oli
FB: @oliviahnutrition
Me encanto! Que cierto! Hay que preguntarnos porque comemos lo que comemos y sobretodo no seguir “dietas” de moda que a la larga (y aveces a corto plazo) te hace más daño de lo imaginado.
Un artículo muy interesante!!!! Darle sentido a lo que elegimos y aprender a comer !!!! Sentirte bien y que esto te ayude a equilibrar toda tu persona !!!! Felicidades!!! Olí y M de maní