Qué SÍ comer

A veces nos enfocamos tanto en qué NO comer, que se nos olvida que SÍ comer.

 

El miércoles 3 de abril se publicó un importante artículo en la revista The Lancet, donde se analizó la dieta de 195 países durante 27 años. En el estudio se cuantificó el impacto del consumo subóptimo de alimentos y nutrientes en la mortalidad y morbilidad.

 

Esto significa, que se evaluó el impacto de no comer suficientes nutrientes sobre el riesgo de presentar una enfermedad o muerte.

 

Los principales riesgos dietéticos relacionados con enfermedad y muerte que se encontraron en todos los países del estudio fueron:

  • Consumo elevado de sodio
  • Bajo consumo de granos enteros
  • Bajo consumo de frutas

 

En México, los principales riesgos dietéticos fueron:

  • Bajo consumo de nueces y semillas
  • Bajo consumo de vegetales
  • Bajo consumo de granos enteros
  • Bajo consumo de frutas
  • Consumo elevado de bebidas azucaradas

 

Esta situación en México se debe a un conjunto de determinantes sociales que dificultan el acceso a alimentos saludables. Para poder mejorar esto, habría que mejorar: el acceso al agua potable, a frutas y verduras para consumo mexicano en lugar de exportar tanto, el apoyo a los agricultores mexicanos, la educación, la economía, etc. Es un tema bastante complejo.

 

Sin embargo, lo que sí podemos hacer ahora de manera individual es recordar que lo que comemos tiene un impacto directo en nuestra salud.

 

Busquemos llevar una alimentación:

  • Rica en frutas y verduras: intenta incluir al menos 2 frutas y 3 verduras diarias.
  • Con abundantes granos integrales, como arroz integral, quinoa, tortilla de maíz, panes de grano entero, avena, amaranto.
  • Con grasas saludables, incluyendo nueces y semillas, que además son fuente importante de minerales. Algunas nueces y semillas son: cacahuates, almendras, nueces, semillas de calabaza, semilla de girasol, linaza, chía, pistaches, nuez de la India.
  • Con proteína animal magra (sin grasa) y proteína vegetal: pechuga de pollo, pescado, huevo, yogurt, carnes rojas en cantidad limitada, frijoles, garbanzos, lentejas, etc.
  • Incluyendo más agua. Cambiemos el consumo de refrescos (aunque sean “light”) por más agua natural.

Cambiemos nuestra mentalidad de catalogar los alimentos como “prohibidos” o satanizarlos y mejor enfoquémonos en obtener alimentos que nos aporten beneficios y que sumen a la salud. Una manera fácil de recordar qué SÍ procurar comer, es esta frase de Michael Pollan: “Come comida, no demasiada, en su mayoría plantas”. 

 

Puedes leer el Journal aquí.

  Nutri Oli

María Olivia Hernández V.

Lic. Nutrición y Bienestar Integral
Maestra en Ciencias en Salud Pública
 
IG: @olivia.nutrition
FB: @oliviah.nutrition

 


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